Pero claro, el "si" no ocurrió, y tuve mi oportunidad. ¡Vaya si la tuve! El problema es que soy una... ¿cómo se dice? Ah, sí, cobarde. Nunca te dije nada, por miedo a tu reacción, por miedo a que las cosas cambiaran. No quería ni pensar en la idea de perderte.
Y te dejé escapar, y adiós a tus sonrisas, a tus risas, a las conversaciones a las nueve en punto, a los cabreos tontos. Adiós a ti, y eso es lo que más me duele.
Y por miedo a perderte, te perdí.
Lo siento.
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