miércoles, 30 de junio de 2010

Ella empieza a hablar, serena, tranquila.
- Bueno... ahora mismo no sé qué hacer. Quiero decir, sigo teniendo los mismos problemas, ya sabes, pero él no está. Antes me sentía bien pensando en él, todo se hacía más fácil, sabía que valía la pena. Ahora ya no está, y no encuentro nada que me empuje a seguir como antes... nada que sea para mí, en vez de para los demás.
- Entonces, ¿todo se reduce a él?
- No, no, joder, ni mucho menos. Lo que pasa es que he estado mucho tiempo centrándome en él, y ahora que no está me he quedado sin saber adónde ir... hay más problemas de fondo, sólo que ahora me resulta más difícil hacerles frente.
- Bien... pues tienes que seguir adelante, como puedas, busca la fuerza de dónde se te ocurra, pero no puedes derrumbarte ahora, hay gente que depende de ti. Así que levántate y sonríe como has hecho siempre; puedes con esto, tienes que poder. Recuérdalo: si tú caes, los demás irán detrás.
Jess asintió y esbozó una sonrisa, la sonrisa de siempre. Podría con ello, siempre había podido.


Vamos pequeña, no les defraudes.

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